Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL


1596
Legislatura: 1894-1895 (Cortes de 1893 a 1895)
Sesión: 14 de diciembre de 1894
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Réplica
Número y páginas del Diario de Sesiones: 28, 724
Tema: Discusión sobre la conveniencia de prorrogar la sesión parlamentaria y sobre la decisión de dimisión del Ministro de Hacienda

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene S. S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): El Sr. Silvela tiene razón. Las prácticas parlamentarias aconsejan que cuando un Ministro presenta su dimisión se suspendan los debates, no sólo de aquello en que interviene directamente el Ministro dimisionario, sino de todo aquello en que interviene el Gobierno en general. Pero, por lo que voy viendo, lo acaecido esta tarde es excepcional, es extraordinario, es raro; no es lo que pasa ordinariamente en la crisis.

Si el Sr. Ministro de Hacienda, que todavía es Ministro de Hacienda, así como parece que ha sido derrotado en un incidente, lo hubiera sido en el proyecto de ley que se iba a discutir, comprendo que en el acto se hubiera suspendido la discusión de ese proyecto; pero ha sido derrotado en la cuestión de si debía pasar o no a las Secciones una proposición de ley. (Varios Sres. Diputados: Sobre si se tomaba o no en consideración la proposición.) Sobre si pasaba o no a las Secciones una proposición de ley, lo cual no significa diferencia alguna bajo el punto de vista del programa político en sus relaciones con la mayoría, ni del Ministro de Hacienda con sus compañeros.

De modo que el caso es raro, y el mismo Sr. Silvela ha declarado que no creía que el Sr. Ministro de Hacienda tenía motivo bastante para presentar la dimisión.

Se ha creído molestado, y ha anunciado aquí públicamente que presentaba la dimisión; pero, en fin, si al Sr. Silvela le ha parecido que no había motivo para hacerlo, más les ha de parecer a sus compañeros de Gobierno y de la mayoría.

De consiguiente, no hay aquí hasta ahora una verdadera crisis en el sentido en que las crisis se presentan, se desarrollan y tienen su finalidad, y por eso creía el Gobierno que no había inconveniente en seguir las tareas parlamentarias como todos los días, porque, después de todo, el Ministro de Hacienda no ha sufrido ningún fracaso en el proyecto que se está discutiendo (El Sr. Silvela pide la palabra), y en todo caso, siendo éste un proyecto del Gobierno, aquí estaba el Gobierno para defenderlo. En este sentido, pues, y pudiendo suceder que, a pesar de la molestia del Sr. Ministro de Hacienda, no aventuro al decir esto ningún propósito ni nada; pero, en fin, que a pesar de la molestia, el Sr. Ministro de Hacienda continúe y no haya crisis, ¿qué inconveniente había en continuar el debate?.

Después de todo, ¿es que creen las minorías que un debate sobre un proyecto que corresponde al Ministerio de Hacienda no debe continuar? Pues que no continúe; otros asuntos hay al orden del día, y el Gobierno no tiene el menor reparo en que se discutan. Hay más: hay unas proposiciones incidentales a las cuales se puede dar lectura, y quizá con alguna de ellas se resuelva el conflicto muy natural y lógicamente, y entonces aquí no ha pasado nada. De manera que podemos continuar en sesión mientras haya tiempo, discutiendo las proposiciones incidentales presentadas, con lo cual es posible que concluya el conflicto como debe concluir, sin que aparezcan vencedores ni vencidos, que aquí no hay el propósito, ni menos la intención en el Gobierno ni en la mayoría, de molestar a ninguna minoría.



VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL